¿Qué es una fractura radicular horizontal y por qué su manejo adecuado es crucial?
Las fracturas radiculares horizontales son lesiones poco frecuentes pero clínicamente relevantes que afectan a la raíz del diente, dividiéndola transversalmente en dos segmentos. Este tipo de traumatismo suele producirse por un impacto directo, especialmente en dientes anteriores, y compromete tanto al tejido pulpar como al periodonto.
El abordaje de estas fracturas requiere una combinación precisa de diagnóstico, control del tiempo, técnica conservadora y, en muchos casos, el uso de magnificación para obtener los mejores resultados posibles. En este artículo, exploraremos cómo identificar correctamente una fractura radicular horizontal, cuál es el protocolo clínico actual y qué factores influyen en su pronóstico.
¿Por qué el diagnóstico temprano marca la diferencia?
Una fractura radicular horizontal no siempre es visible a simple vista ni en radiografías convencionales, por lo que el diagnóstico puede ser complejo. Sin embargo, identificarla de forma temprana es fundamental para:
- Preservar la vitalidad pulpar.
- Evitar tratamientos innecesarios o agresivos.
- Minimizar el riesgo de reabsorción o pérdida del diente.
Los signos clínicos más frecuentes incluyen movilidad, dolor a la percusión, sangrado del surco gingival y en algunos casos desplazamiento de la corona. Una prueba térmica negativa no siempre implica necrosis, especialmente si el fragmento apical permanece vital.
¿Cómo se realiza el diagnóstico con precisión?
La evaluación radiográfica debe hacerse con diferentes angulaciones, y si está disponible, es recomendable el uso de CBCT (Tomografía de Haz Cónico), que permite localizar la línea de fractura y evaluar el estado de los tejidos circundantes.
Los pasos clave para el diagnóstico incluyen:
- Radiografías periapicales con distintas angulaciones.
- Pruebas de vitalidad pulpar seriadas.
- Evaluación clínica de movilidad, dolor y desplazamiento.
- CBCT en casos de duda o para planificar el tratamiento con precisión.
Tratamiento conservador: primera opción en la mayoría de los casos
Cuando el fragmento coronal no presenta desplazamiento severo y el diente conserva su vitalidad, la prioridad es favorecer la cicatrización entre los fragmentos. Esto se logra mediante:
- Reposición del fragmento (si hay desplazamiento).
- Férula flexible durante 4 semanas (hasta 4 meses si la fractura es apical).
- Control periódico de la vitalidad y cicatrización.
Es fundamental evitar tratamientos invasivos de entrada. Muchos casos muestran cicatrización espontánea si el entorno es favorable.
¿Cuándo es necesario un tratamiento endodóntico?
El tratamiento de conductos está indicado solo si hay signos de necrosis o desarrollo de patología periapical en el fragmento coronal. En este caso:
- El tratamiento debe limitarse al fragmento coronal.
- Se recomienda control bajo magnificación para localizar el límite de la fractura.
- La irrigación debe ser cuidadosa para evitar la extrusión de material al fragmento apical.
El fragmento apical, si permanece vital, puede conservarse sin intervención.
Papel de la odontología microscópica en las fracturas radiculares
El uso del microscopio clínico aporta un gran valor en el diagnóstico y tratamiento de estas lesiones. Sus principales ventajas son:
- Visualización clara del trayecto de fractura durante el tratamiento endodóntico.
- Mayor precisión en la instrumentación y sellado del fragmento coronal.
- Evaluación de microfisuras asociadas no visibles a simple vista.
En los casos que requieren intervención, la magnificación permite un enfoque más conservador, mejorando el pronóstico a largo plazo.
Seguimiento: la clave del éxito a largo plazo
El control periódico es indispensable para valorar la evolución de la fractura. Se recomienda:
- Revisiones clínicas y radiográficas a las 4, 8 y 12 semanas tras la férula.
- Controles semestrales durante al menos 2 años.
- Monitorización de la vitalidad pulpar y signos de reabsorción.
Una fractura radicular puede cicatrizar por diferentes mecanismos: tejido duro, tejido conectivo, tejido óseo o con interposición de tejido de granulación. El tipo de cicatrización influye en la estabilidad del diente a largo plazo.
Conclusión: preservar, controlar y actuar con precisión
Las fracturas radiculares horizontales pueden resolverse de manera favorable si se actúa con conocimiento, prudencia y herramientas adecuadas. El diagnóstico temprano, el tratamiento conservador y el seguimiento riguroso permiten conservar dientes que, en otras circunstancias, se habrían perdido. La odontología microscópica amplía las posibilidades de éxito, especialmente en tratamientos endodónticos complejos.
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